Durante los primeros años, el objetivo principal de Jordi era dominar la técnica (luz, composición, colores…) puntos clave para conseguir la imagen más impactante. Con el paso del tiempo, la necesidad de tener en cuenta el concepto o narrar una historia se hizo cada vez más presente. Tras varios años viajando por el mundo en búsqueda del paisaje más épico, empezaron a buscar la forma de crear contenido de cualidad sin necesidad de moverse de su ámbito cotidiano, pensando en la forma de realizar una fotografía más próxima y efectiva.
De sus carencias nació su estilo de fotografía actual; de la sencillez y la cotidianidad, de la falta de recursos y logística, de la carencia de conocimiento en postproducción (Photoshop). En vez buscar la foto, empezaron a crear fotos con un estilo de fotografía muy marcado por el impacto visual (dinamismo interno, composición, profundidad), utilizando objetos del uso diario para crear imágenes e historias; una botella de agua, una caja de zapatos, un trozo de vidrio o una página de libro. A través de estos objetos inanimados, consiguieron crear ángulos imposibles, profundidades inexistentes, en definitiva crear fotos de la nada.